lunes, 25 de octubre de 2010

Encuentro de Komoé en Santiago de Compostela

La Asociación KOMOÉ celebrará el próximo día 30 de octubre su I Encuentro que servirá como punto de partida para posteriores reuniones y asambleas.

La jornada comenzará a las 12h de la mañana con la celebración de una asamblea general de socios en la que se expondrá el contenido del PROYECTO BAYASSOU, en el que trabajará KOMOÉ de cara a los próximos meses.

A continuación se celebrará una comida a la que asistirán tanto socios como simpatizantes de KOMOÉ interesados en los proyectos de nuestra asociación y en colaborar en actuaciones de ayuda la desarrollo en Costa de Marfil.

Lugar: Santiago de Compostela
Fecha: 30 de octubre (sábado)
Restaurante Monte da Condesa. Campus Sur s/n
Hora de la asamblea: (solo para socios) 11.45 h primera convocatoria y 12.15h segunda convocatoria
Hora de la comida-encuentro: 14.00 h

Menú adulto:  16€ + 4€ (donativo para KOMOÉ que lo destinará a sus proyectos de cooperación)
Menú Infantil: 10€ + 5€ (donativo para KOMOÉ que lo destinará a sus proyectos de cooperación)
MESA 0: si te encantaría asistir pero la fecha no te viene bien o por cualquier otro motivo no puedes estar ese día con nosotros, puedes colaborar con la MESA 0. Todo el dinero correspondiente a tu menú + el donativo será destinado a uno de nuestros proyectos de cooperación en Costa de Marfil.

INSCRIPCIÓN: enviando un mail a asociacionkomoe@gmail.com e ingresando el dinero del menú en nuestra cuenta bancariA:

CAJA MADRID:   2038  4048   13  3000041788

Muy importante: cuando hagas el ingreso indica tu nombre y el número de personas que asistiereis (adultos y niños) para poder contabilizar los menús con tiempo suficiente. Debes traer el resguardo del ingreso el día de la comida.

jueves, 21 de octubre de 2010

Ouellé, en el corazón del cacao



Nuestro primer desplazamiento fuera de la ciudad de Abidjan fue a Ouellé, un pueblo situado a 270 kilómetros en dirección norte y que se ubica en una zona eminentemente rural. La estrecha carretera asfaltada, pero con muchos tramos de tierra y baches, nos llevó a través de pueblitos de chozas y chabolas de abobe y cañas en los que la gente se agrupaban a ambos lados de la carretera donde instalaban sus puestos de venta con productos cultivados en la zona: pimientos, berenjenas, mini calabacines, especies, mandioca, bananas...


Solo hicimos 2 paradas en un trayecto de 5 horas adentrándonos en la región de N'zi-Comoe. Se trata de una región que hace décadas fue el centro productivo de cacao de todo el país, una zona donde este cultivo suponía la base económica de cientos de familias y la principal fuente de ingresos.

El desgaste del suelo y la deforestación han hecho sin embargo que en las últimas décadas pueblos como Ouellé se hayan visto forzados a buscar nuevas alternativas agrícolas para subsistir.


En las dos ocasiones nada más bajar del coche ya estábamos rodeados de críos de todas las edades. "¡¡bombon Tatín!!, ¡¡bombon Tatin!!" (un caramelo tita, un caramelo tita) gritaban mientras se agarraban a nuestras ropas extendiendo sus manos para pedir alguna moneda, caramelos o incluso una foto.

Cuando llegamos a Ouellé ya era de noche y apenas podíamos adivinar como era el pueblo. En el Hotel Plateua teníamos reservadas nuestras habitaciones. Un alojamiento modesto con solo 12 habitaciones y en el que solo tuvimos agua el primer día. Al poco tiempo ya estábamos camino del ayuntamiento donde nos esperaban el alcalde, miembros de la corporación municipal y representantes de distintos colectivos del pueblo.

Desde el primer momento fuimos recibidos con una hospitalidad asombrosa, a la que ya no estamos aconstumbrados aquí en Europa. El propio alcalde nos dio la bienvenida y nos explicó el programa que tenían previsto para el día siguiente.
Terminamos el día cenando en casa de uno de los notables del pueblo, donde nos esperaban un grupo de ancianos y jefes para darnos la bienvenida. La cena a base de arroz con salsa de tomate, pescado a la brasa, igname frito y pollo.


Visitas
Al día siguiente bien temprano y tras un desayuno consistente propio de las zonas rurales comenzamos las visitas programadas.


La primera parada fue en el centro de salud de Ouellé, un consultorio de los años 70 que desde entonces no ha sido ni reformado ni ampliado a pesar de que presta atención sanitaria a cerca de 15.000 personas.
El doctor Soro nos explicó las carencias de este centro que atiende a los habitantes del pueblo de Ouellé y de otras 9 aldeas que forman parte del ayuntamiento.
Sin apenas medios materiales, el equipo medico hace verdaderos milagros para atender a los pacientes que cada día llegan al consultorio, en su mayoría con dolencias digestivas, infecciones, heridas o paludismo.

El recorrido por las precarias instalaciones nos impresionó a todos. La consulta sin apenas material, la sala de partos con unas camillas oxidadas y viejas, las letrinas cayéndose a pedazos... pero sin duda la visita a la sala maternal fue tremenda. En una pequeña habitación con 6 camas se encontraban varias mujeres recién paridas con sus bebés.

Los pacientes que llegan a este centro tienen que llevar sus propias sábanas o telas para cubrir los colchones y las cunas, y además un familiar tiene que permanecer en el centro médico para llevar la comida y cocinar bajo un chamizo de paja porque es es la única forma de garantizar una comida al enfermo.


Tras la visita del centro de salud de Ouellé llegamos a las orillas del Río Baya que discurre próximo al puebllo y que forma un lago natural. La falta de agua potable es otra de las grandes carencias del pueblo y sus alrededores.


Actualmente los habitantes de la zona se abastecen de agua que procede de captaciones subterráneas de entre 50 y 80 metros de profundidad, pero la sobreexplotación de estos acuíferos hace peligrar el abastecimiento de cara a los próximos años. Esta agua llega a un depósito situado en el pueblo, pero que no tiene capacidad suficiente para abastecer a todas las casas, a lo que se suman numerosas averías y roturas que provocan cortes habituales en el suministro.

El agua que procede del Río Baya y que se acumula en el lago que visitamos se usa actualmente para regar las zonas de cultivo más próximas, ya que carece de tratamiento alguno para su uso doméstico.


El objetivo de la comunidad de Ouellé es conseguir una fuente de agua potable permanente para lo que sería necesario primero realizar una limpieza integral del lago, disponer de una planta de tratamiento, construir conductos apropiados para llevar el agua hasta el pueblo, y un depósito con suficiente capacidad para almacenarla y distribuirla a las viviendas.

Durante las épocas secas la falta de agua suficiente obliga en muchas ocasiones a que los habitantes de Ouellé se vean obligados a abastecerse de agua estancada en viejos pozos abandonados, siendo así víctimas de enfermedades como el cólera.

Las visitas continuaron en la Escuela Infantil de Ouellé, un centro público al que acuden diariamente 75 alumnos de entre 3 y 6 años. La mayoría de estos niños proceden de familias campensinas de la zona, y se ven obligados a caminar largas distancias para acudir a la escuela cada día. Esto hace que el absentismo escolar sea importante.


Cuando visitamos la pequeña escuela los niños todavía estaban en periodo vacacional. En este centro trabajan 4 maestros, dos pedagodos y una cuidadora, y son los padres los que tienen que asumir el coste del material escolar para todo el curso.


Sin duda hay mucho trabajo que hacer en Ouellé, necesitaríamos años para conseguir paliar algunas de las necesidades más importantes de la zona. Por eso nos dimos cuenta de que era necesario priorizar, y que el centro de salud era una de las grandes demandas de la comunidad.

sábado, 16 de octubre de 2010

I Encuentro de la Asociación Komoé en Santiago de Compostela

La Asociación KOMOÉ celebrará el próximo día 30 de octubre su I Encuentro que servirá como punto de partida para posteriores reuniones y asambleas.


La jornada comenzará a las 12h de la mañana con la celebración de una asamblea general de socios en la que se expondrá el contenido del PROYECTO BAYASSOU, en el que trabajará KOMOÉ de cara a los próximos meses.
A continuación se celebrará una comida a la que asistirán tanto socios como simpatizantes de KOMOÉ interesados en los proyectos de nuestra asociación y en colaborar en actuaciones de ayuda la desarrollo en Costa de Marfil.
Lugar: Santiago de Compostela
Fecha: 30 de octubre (sábado)
Restaurante Monte da Condesa. Campus Sur s/n
Hora de la asamblea: (solo para socios) 11.45 h primera convocatoria y 12.15h segunda convocatoria
Hora de la comida-encuentro: 14.00 h

Menú adulto: 16€ + 4€ (donativo para KOMOÉ que lo destinará a sus proyectos de cooperación)
Menú Infantil: 10€ + 5€ (donativo para KOMOÉ que lo destinará a sus proyectos de cooperación)
MESA 0: si te encantaría asistir pero la fecha no te viene bien o por cualquier otro motivo no puedes estar ese día con nosotros, puedes colaborar con la MESA 0. Todo el dinero correspondiente a tu menú + el donativo será destinado a uno de nuestros proyectos de cooperación en Costa de Marfil.

INSCRIPCIÓN: enviando un mail a asociacionkomoe@gmail.com e ingresando el dinero del menú en nuestra cuenta bancariA:

CAJA MADRID: 2038 4048 13 3000041788

Muy importante: cuando hagas el ingreso indica tu nombre y el número de personas que asistiereis (adultos y niños) para poder contabilizar los menús con tiempo suficiente. Debes traer el resguardo del ingreso el día de la comida.

viernes, 1 de octubre de 2010

El orfanato de Adjamé y África Arco Iris

Bien temprano el día 4 nos desplazamos hasta el norte de la ciudad acompañados del representante de la Ong África Arco Iris (con sede en Sevilla) y que desde hace algún tiempo trabajan en varios proyectos en el país. Nuestra primera visita fue al orfanato de Ajamé el más grande de la capital y uno de los centros públicos de los que salen menores en adopción tanto nacional como internacional.


La visita fue primero de recorrido por las instalaciones, reconozco que estabamos ansiosos por ver a los niños pero apenas se oían voces infantiles. Primero nos enseñaron la lavandería que tienen gracias a la cesión de las lavadoras por parte de la ong española, la cubierta que han construido recientemente para contar con un tendedero, la sala donde los bebés que están peor de peso se recuperan en sus cunas, la sala donde le dan el biberón a los más pequeños... curiosamente desde hacía un mes en el orfanato tenía a un grupo de quintillizos muy pequeños, creo que no tenían más de 2 meses y el caso nos impresionó. Ver a los bebés allí con las cuidadoras fue emocionante, como lo fue ver a los más pequeñitos que padecen alguna deficiencia y que permanecen en las cunas.


No pudimos contener las lágrimas, para ser la primera visita de nuestro viaje nos resultó fuerte.
Cuando entramos los niños estaban juntos sentados viendo en la televisión la película de "Peter Pan", pero cuando nos vieron en la sala se acercaron primero timidamente y a los pocos minutos ya estábamos rodeados, extendiendo sus manos para agarrarse a nosotros y mirándonos a la expectativa.

En el centro hay 50 niños con edades comprendidas entre 1 mes y los 12 años más o menos, algunos con deficiencias físicas o psíquicas. Aprovechamos la visita para llevarles ropa, zapatos, cuadernos y lápices, leche infantil, globos, caramelos...

Cuando nos vieron sacar los caramelos e hinchar los globos entonces se volvieron locos de alegría, no éramos capaces de hinchar a la velocidad suficiente para atenderlos a todos. Los más pequeños lloraban sentados en el suelo esperando a que le diéramos un globo, mientras los mayores saltaban y jugaban. Tras varios minutos de desorden conseguimos organizarnos e incluso sacar algunas fotos en grupo.
Teníamos que irnos porque la jornada se presentaba intensa a pesar de que nos costó salir del orfanato y dejar atrás a los niños.

Nuestra segunda visita también con África Arco Iris fue hasta Ayaman, un barrio a las afueras de Abidjan donde la ong tiene previsto llevar a cabo un ambicioso proyecto. En un terreno de 6.500 metros cuadrados construirán una escuela, un centro de salud y la sede de la Ong, que para esta actuación cuenta con el respaldo económico del Ayuntamiento de Sevilla. Sin duda un proyecto necesario para la zona teniendo en cuenta las carencias que existen en infraestructuras de este tipo.
En las próximas semanas comenzarán las obras que incluirán además el cierre total del terreno.


Entre 10.000 y 15.000 personas se beneficiarán de estas nuevas instalaciones sumamente necesarias ya que actualmente en la zona no existen ni escuelas primarias ni infantiles y tampoco un centro médico. Con un presupuesto aproximado de 180.000 € tienen previsto construir:

- Cierre total del terreno (320 metros de longitud y 2 metros de altura)
- Escuela Infantil con 6 aulas, con capacidad para 25 niños cada una, y un despacho.
- Sede de la Ong con despachos y espacios multiusos
- Centro de salud con dispensario y maternidad


Por el momento cuentan con ayuda para sufragar la construcción de las 6 aulas, una partida económica del ayuntamiento sevillano que se destinará a costear parte de las otras obras, y buscan apoyo y financiación para el resto. Nos gustó el proyecto, nos parecieron serios y con muchas ganas de sacarlo adelante, teniendo en cuenta que la zona donde levantarán las edificaciones necesita con urgencia estos servicios.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Abidjan, la ciudad que no duerme


Ya estamos de regreso, cinco miembros de la directiva de la Asociación Komoé hemos vuelto de un viaje increible a Costa de Marfil, una experiencia única que solo podría entenderse si se vive en primera persona, aún así trataremos de contaros como nos ha ido, qué hemos visto, dónde hemos estado y tratar de transmitir a los que leen este blog lo que hemos experimentado a lo largo de 11 días.

Desde el avión adívinábamos la costa de Abidjan, rodeada por la Laguna de Ebrié y al borde del mar, creando penínsulas enlazadas por puentes construidos en su mayoría la época de la colonización francesa. Un paisaje verde sobre todo en esta época de lluvias, plagado de edificaciones bajas y con su propio "skyline" con rascacielos que albergan organismos oficiales, empresas, oficinas, bancos... agrupados en el centro administrativo y comercial de "Plateau".

Catedral de San Pablo en Abidjan

Cuando llegamos a Abidjan el día 3 de septiembre ya anochecía y cuando logramos salir del caótico aeropuerto, ya era de noche. Nuestros amigos nos esperaban ansiosos para ayudarnos con el equipaje y llevarnos al hotel. El camino había comenzado ese mismo día a las 7 de la mañana con el primer vuelo entre Vigo y París, y tras varias horas de espera un segundo vuelo de París a Abidjan. Estabamos cansados aún así tratamos de percibir todos los detalles en el trayecto entre el aeropuerto y la capital.

Calles sin aceras, carreteras sin arcenes, callejones sin apenas luz, coches que van y vienen sin rumbo fijo, un ruido permanente de las gentes que vagan arriba y abajo, otros sentados al borde de la calzada con miradas pensativas, como esperando. Abidjan no duerme, no descansa, siempre reina el bullicio y da igual si es día laborable o fin de semana, da igual si es la hora de comer o la de levantarse, el reloj no existe y el tiempo no cuenta.
Las gentes de Abidjan tampoco descansan y siempre están en movimiento, desde bien temprano incluso cuando no hay luz ya comienzan a moverse. En medio de este ir y venir encontramos el Parc du Banco, en el barrio de "Attécoubé", también al norte de la ciudad. Donde los hombres conocidos como "Fanicos" lavan miles de prendas de ropa, es su trabajo, es un oficio. La mayor lavandería al aire libre del continente africano, donde los hombres se encargan de recoger la ropa por las casas, las lavan a mano, como en España se hacía en los pueblos antiguamente, las extienden sobre la hierba al borde de las carreteras a secar y al terminar la jornada la llevan de nuevo para repartirla entre sus dueños.

Una escena que no deja de ser curiosa y donde el colorido de la ropa rompe la monocromía de la ciudad. Un trabajo duro, de esfuerzo físico teniendo en cuenta la cantidad de ropa que lavan cada día, y sobre todo un ejercicio de memoria para recordar quien es el dueño de cada prenda de ropa.


También bien temprano en Abidjan abren los puestecillos de venta al borde de la calzada, fruta, carbón, ropa, colchones, muebles, zapatos, comida... la oferta es increible, eso si siempre al estilo africano donde la mercancía se expone bajo sombrillas negras, en viejos tablones o en plásticos sobre el suelo, donde la limpieza no existe, donde la tierra y el polvo abundan y donde se respira un olor permanente a ahumado, a cenizas a fuego en el que las mujeres cocinan las mazorcas de maíz, el "alloko" (plátano), el pollo, el pescado... Nosotros de estos puestos poco probamos, sobre todo por miedo a las consecuencias digestivas.

El tráfico insoportable, los atascos permanentes y nunca se sabe cuando uno llegará a su destino. Una ciudad en la que los semáforos no existen a pesar de que en ella viven oficialmente casi 4 millones de habitantes, más de 5 millones si tenemos en cuenta el área metropolitana, lo que la convierte en la segunda ciudad más poblada del África Occidental. Es la ley del más fuerte y por eso son muy pocos los europeos que se atreven a conducir un coche.

Un paisaje contradictorio en el que conviven un mar de chabolas de madera, chapa y plástico con edificios de viviendas de no más de 5 plantas desconchados y en los que la última mano de pintura ni se recuerda. Ventanas rotas, balcones oxidados, puertas viejas y escombros amontonados sin control en cualquier esquina como si siempre estuvieran en obras. Ausencia de contenedores y papeleras contadísimas, lo que hace que la basura reine por doquier.

Mientras en "Cocody" se levantan las casas residenciales, la mayoría de diplomaticos, políticos o empresarios, todas amuralladas y con guardias de seguridad.


Solo cuando llevas varios días en Abidjan comienzas a darte cuenta de que hay algunas zonas peores que otras, como el barrio de "Abobo" al norte, uno de los más marginales y donde la noche puede ser la peor enemiga para cualquier transeúnte. A pesar de todo de día no se respira peligro, la gente es tranquila y aunque un blanco no deja de ser "el diferente" en un mundo de negros uno puede caminar sin problema en la mayor parte de los barrios.

Por la noche la mayor actividad se concentra en barrios populares como "Yopougon" o "Treichville", donde los más jóvenes aprovechan para apurar el día con una cerveza "Flag" o degustando un pollo o una dorada a la brasa con salsa muy picante acompañado de "Atteke" (sémola de mandioca rallada). Lugares animados donde no falta la música pero donde recomendamos ir acompañados de marfileños. En nuestro caso tuvimos la oportunidad de disfrutar de una noche animada y sin incidentes.

Abidjan una ciudad en color negro, no solo por sus gentes sino porque ese es el color predominante en el paisaje, en sus calles, en sus casas y donde la polución es sorprendente, gracias al antiguo parque móvil que contribuye a una contaminación permamente sobre todo en las estaciones secas en las que ni la lluvia ayuda a limpiar el ambiente. Una ciudad que nunca descansa.


Recorrido por Costa de Marfil

TIKEN JAH: "Plus rien ne m'etonne" ("Ya nada me asombra")