jueves, 21 de octubre de 2010

Ouellé, en el corazón del cacao



Nuestro primer desplazamiento fuera de la ciudad de Abidjan fue a Ouellé, un pueblo situado a 270 kilómetros en dirección norte y que se ubica en una zona eminentemente rural. La estrecha carretera asfaltada, pero con muchos tramos de tierra y baches, nos llevó a través de pueblitos de chozas y chabolas de abobe y cañas en los que la gente se agrupaban a ambos lados de la carretera donde instalaban sus puestos de venta con productos cultivados en la zona: pimientos, berenjenas, mini calabacines, especies, mandioca, bananas...


Solo hicimos 2 paradas en un trayecto de 5 horas adentrándonos en la región de N'zi-Comoe. Se trata de una región que hace décadas fue el centro productivo de cacao de todo el país, una zona donde este cultivo suponía la base económica de cientos de familias y la principal fuente de ingresos.

El desgaste del suelo y la deforestación han hecho sin embargo que en las últimas décadas pueblos como Ouellé se hayan visto forzados a buscar nuevas alternativas agrícolas para subsistir.


En las dos ocasiones nada más bajar del coche ya estábamos rodeados de críos de todas las edades. "¡¡bombon Tatín!!, ¡¡bombon Tatin!!" (un caramelo tita, un caramelo tita) gritaban mientras se agarraban a nuestras ropas extendiendo sus manos para pedir alguna moneda, caramelos o incluso una foto.

Cuando llegamos a Ouellé ya era de noche y apenas podíamos adivinar como era el pueblo. En el Hotel Plateua teníamos reservadas nuestras habitaciones. Un alojamiento modesto con solo 12 habitaciones y en el que solo tuvimos agua el primer día. Al poco tiempo ya estábamos camino del ayuntamiento donde nos esperaban el alcalde, miembros de la corporación municipal y representantes de distintos colectivos del pueblo.

Desde el primer momento fuimos recibidos con una hospitalidad asombrosa, a la que ya no estamos aconstumbrados aquí en Europa. El propio alcalde nos dio la bienvenida y nos explicó el programa que tenían previsto para el día siguiente.
Terminamos el día cenando en casa de uno de los notables del pueblo, donde nos esperaban un grupo de ancianos y jefes para darnos la bienvenida. La cena a base de arroz con salsa de tomate, pescado a la brasa, igname frito y pollo.


Visitas
Al día siguiente bien temprano y tras un desayuno consistente propio de las zonas rurales comenzamos las visitas programadas.


La primera parada fue en el centro de salud de Ouellé, un consultorio de los años 70 que desde entonces no ha sido ni reformado ni ampliado a pesar de que presta atención sanitaria a cerca de 15.000 personas.
El doctor Soro nos explicó las carencias de este centro que atiende a los habitantes del pueblo de Ouellé y de otras 9 aldeas que forman parte del ayuntamiento.
Sin apenas medios materiales, el equipo medico hace verdaderos milagros para atender a los pacientes que cada día llegan al consultorio, en su mayoría con dolencias digestivas, infecciones, heridas o paludismo.

El recorrido por las precarias instalaciones nos impresionó a todos. La consulta sin apenas material, la sala de partos con unas camillas oxidadas y viejas, las letrinas cayéndose a pedazos... pero sin duda la visita a la sala maternal fue tremenda. En una pequeña habitación con 6 camas se encontraban varias mujeres recién paridas con sus bebés.

Los pacientes que llegan a este centro tienen que llevar sus propias sábanas o telas para cubrir los colchones y las cunas, y además un familiar tiene que permanecer en el centro médico para llevar la comida y cocinar bajo un chamizo de paja porque es es la única forma de garantizar una comida al enfermo.


Tras la visita del centro de salud de Ouellé llegamos a las orillas del Río Baya que discurre próximo al puebllo y que forma un lago natural. La falta de agua potable es otra de las grandes carencias del pueblo y sus alrededores.


Actualmente los habitantes de la zona se abastecen de agua que procede de captaciones subterráneas de entre 50 y 80 metros de profundidad, pero la sobreexplotación de estos acuíferos hace peligrar el abastecimiento de cara a los próximos años. Esta agua llega a un depósito situado en el pueblo, pero que no tiene capacidad suficiente para abastecer a todas las casas, a lo que se suman numerosas averías y roturas que provocan cortes habituales en el suministro.

El agua que procede del Río Baya y que se acumula en el lago que visitamos se usa actualmente para regar las zonas de cultivo más próximas, ya que carece de tratamiento alguno para su uso doméstico.


El objetivo de la comunidad de Ouellé es conseguir una fuente de agua potable permanente para lo que sería necesario primero realizar una limpieza integral del lago, disponer de una planta de tratamiento, construir conductos apropiados para llevar el agua hasta el pueblo, y un depósito con suficiente capacidad para almacenarla y distribuirla a las viviendas.

Durante las épocas secas la falta de agua suficiente obliga en muchas ocasiones a que los habitantes de Ouellé se vean obligados a abastecerse de agua estancada en viejos pozos abandonados, siendo así víctimas de enfermedades como el cólera.

Las visitas continuaron en la Escuela Infantil de Ouellé, un centro público al que acuden diariamente 75 alumnos de entre 3 y 6 años. La mayoría de estos niños proceden de familias campensinas de la zona, y se ven obligados a caminar largas distancias para acudir a la escuela cada día. Esto hace que el absentismo escolar sea importante.


Cuando visitamos la pequeña escuela los niños todavía estaban en periodo vacacional. En este centro trabajan 4 maestros, dos pedagodos y una cuidadora, y son los padres los que tienen que asumir el coste del material escolar para todo el curso.


Sin duda hay mucho trabajo que hacer en Ouellé, necesitaríamos años para conseguir paliar algunas de las necesidades más importantes de la zona. Por eso nos dimos cuenta de que era necesario priorizar, y que el centro de salud era una de las grandes demandas de la comunidad.

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